A veces pasamos el tiempo tomando
decisiones que consideramos importante y otras que no lo son tantos, cuantas
veces sucede que nos impelen a tomar una decisión acerca de algo que
simplemente nos cuesta mucha decidir. Me he dado cuente que para poder moverse
las decisiones son importantes, pero que quizás el moverse esta sobrevalorado. Es
nuestra decisión de vida si nos movemos o no, por lo tanto ante cualquier
eventualidad hay que agregar a las opciones habituales, la opción de NO DECIDIR.
No me malinterpreten, no digo que nos hagamos los locos y le demos vuelta sin decidir,
hablo de la posición activa de no tomar una decisión con respecto a una situación
en particular. Ocasiones esto puede significar
atenerse a lo que otro decida, pero en ese caso, se toma la decisión de no decidir,
con el pleno conocimiento y causa de que la decisión la tomara un tercero, y que
por lo tanto debo asumir con responsabilidad que me atengo a esa consecuencia. La
palabra clave es como leí una vez en el libro Como Suprimir las Preocupaciones de Dale Carniege, que importancia tendrá dentro de 10 años, si lo que
hay que decidir es irrelevante en ese contexto, pues no tienen ninguna premura,
e incluso si es importante pero puedo hacer una pausa de espera, también puedo
no decidir un tiempo para solucionarlo mas adelante.
Foto tomada con un microscopio Carson para computadora, del ojo de Simon Bolivar en un billete de Bs 100 |